martes, diciembre 2

Allá por los tiempos de la Chimango River.

Corrían los comienzos de nuestra escuela primaria, quizás primero o segundo grado… no recuerdo precisamente el año. Época en que los fines de semana el tiempo era dedicado a aprender junto a nuestro padre de sus sabidurías sobre aquellos arroyos que guardaban durante los meses de verano, los pozones llenos de peces que seguramente no lograrían pasar la época estival debido a que en sus causes, dejaba de correr el agua de deshielo, quedando los mismos atrapados…. creo que muchos de los que hoy disfrutamos de imitar el insecto que busca esa trucha, en nuestros comienzos utilizábamos otras formas para engañar a los peces…

Fue en esos tiempos cuando nuestro interés despertó por comenzar a elaborar estos señuelos hermosos. Primero por un primo de Gral. Roca que ataba, y luego por nuestro hermano mayor, quien estudiando en Bs.As, se ocupaba de observar cómo eran las técnicas correctas y nos llevaba las novedades de los materiales que salían a la venta.

Me viene a la memoria el día en que mi mamá nos trajo de Casa Zenda los primeros anzuelos para atar… eran de pejerrey, por supuesto. En El Bolsón, aún no tenía tanto auge el atado de moscas.

Disfrazando los anzuelos con guirnaldas e hilos de coser, pasando por las plumas de tero o pato, y pelos de cada animal que se nos cruzaba, lográbamos día a día perfeccionar aún más esos señuelos muy alejados de lo que puede parecer un insecto o un pequeño pez. No puedo dejar pasar por alto, el saco de Visón de una tía que llegó a casa para una reunión familiar, noche que para mi familia terminó siendo un disgusto por nuestra gran idea.

Un día papá llegó de Esquel. Traía una bolsa. Cuando la abrimos, no podíamos creer que existan plumas con esos colores, y pelos en el propio cuero de tal tipo.

En el fondo, venía una pequeña maza de hierro… era una Morsa. Hasta el momento, era Lu quien sostenía el anzuelo, o yo, cuando le tocaba elaborar a él. Era pesada, con grandes “mariposas de ajuste” que muchas veces eran en vano apretar, ya que el anzuelo con el peso del porta bobina, no tardaba en caerse.

Papá se prendió con nosotros… un amigo de la familia fue quién nos ayudó a dar los pasos más firmes y a comenzar a atar con un poco más de técnica. Tito “Batería” Tagle, quien es hoy un guía reconocido de la zona, era el encargado de llegar a casa y explicar como utilizar los diferentes elementos, además de darnos clases de lanzamiento en el patio.

Recuerdo esos tiempos, en que cada mosca llevaba un nuevo material y se parecía a algo distinto… fue así que papá hizo algo que no entendíamos qué podía llegar a imitar… nos dijo riéndose: ésta es la Chimango River (citando el nombre puesto por otro gran amigo de la familia a una de sus moscas… “El Negro” Agustín Morán de Esquel, quién había prestado esta morsa a papá, la cual había sostenido la original Chimango River). Sí, parecía más un chimango que otra cosa la de papá. El siempre dijo que sus moscas eran ecológicas... porque las tiraba y se iban todas las truchas… con otras palabras.

Así decidimos con mi hermano Luciano llamar a nuestras moscas: Moscas L.E.P.A (haciendo referencia a Luciano, mi hermano. Eduardo, mi papá. Pato, mi hermano mayor, y por último Alfonso, quien escribe).

Dedicamos mañanas, tardes, y noches enteras con Lu para llegar a la feria los martes jueves y sábados, a mostrar lo que hacíamos y a atar frente a la gente que asombrada por nuestra edad, no dudaba en parar a observarnos y comprar alguna mosquita aunque mal no fuera, para poner en el sombrero. Quizás fue por esto que no duramos mucho en ese lugar, y nunca tuvimos un lugar fijo… pero lo continuamos haciendo porque siempre alguien nos pedía, y así logramos comprarnos parte de nuestros equipos, mientras que recuperábamos los materiales gastados. Luego llegó Nano (M. Peralta) a la familia a quién considero un hermano más. El ataba, pero no pescaba con mosca… aunque no tardó mucho para adquirir técnica y perfeccionarse cada vez más. Creo que la prolijidad de sus moscas y la gran habilidad para confeccionarlas hacían que cada momento queramos aprender de él.

Hoy recurro a él en el medio del río cuando observo que en mis cajas solo prosperan las Woolly Buggers negras…

Así fue nuestra infancia… y muchos de los amigos que hoy pescan con nosotros comenzaron de similar manera, y junto con nosotros…

Creo que haber podido nacer en un lugar tan fantástico, rodeado de lagos y montañas, nos ha permitido crecer junto a la naturaleza, badeando los ríos y respetando sus correntadas, nos ha dado la posibilidad de que sigamos aún compartiendo de estos momentos con los amigos y hermanos. Porque solo una pasión como la Pesca con Mosca, puede lograr que el tiempo se detenga, no exista, y nunca haya una excusa para decir no a una salida.

A mis amigos y compañeros de pesca, y a aquellos que nos iniciaron y permitieron vivir de esta manera.




Alfonso G.

5 comentarios:

picasaweb.google.com/luchux dijo...

Hijo de p, me hiciste lagrimear... que buen relato!!! me hiciste acordar una vez que agarramos un velador que era una muñeca (de nuestra hna) e hicimos la primer wooly bugger! jajaj la cola era de pelo de muñeca, q hdp! :D

Como extraño salir de pesca!!!! Acá en italia, cada vez que cruzo los arroyos que abundan en los alpes, me paso un buen rato mirando las truchas! Hay, muchas y grandes, pero la gente no practica mucho este deporte... Mientras miro los peces siempre pienso, seguro q no son como las de la Patagonia! pero igual voy a ser el intento de pescarlas ni bien se derrita la nieve, y los carabinieris no me saquen de una oreja! a y por supuesto, voy a atar mis propias moscas, bien Chimango Rivers, versión Bolzano, y sino muerden, habrán ganado la batalla! abrazossss a los amigos/hermanos

kajota dijo...

jajajajajaja clap clap clap
....genial

Anónimo dijo...

Muy bueno Nano, que calidad de relato!!!!!! y que lindas fotos.
Un abrazo
Second

Nano dijo...

Hola Second,que bueno que haya gustado.Lo escribio mi primo,y lo subi yo,pero es de su autoria.Esperamos la segunda parte Alfo! un abrazo,Nano.

Anónimo dijo...

Gente:Me emocionó lo que escribió Alfo. Grande...Aquella morsa era prestada. Había sostenido a la original Chimango River ( Autor: nuestro amigo Agustín "Negro" Morán, colega radioaficionado,pescador con mosca,escritor, periodista y otras cosas.La Chimago River que conocí era espantosa.
SLD DUDY